Vaya mi felicitación para Ruiz
Gallardón, por afirmar su reconocimiento del derecho a la
maternidad, que hoy reclaman tantas mujeres como la muestra más
auténtica de su liberación sexual: ser ellas mismas, sin cambio de naturaleza.
Todo lo que signifique
proteger la maternidad y, por ende, la vida del feto, supone una ruptura del
relativismo moral que envuelve la ideología de género y daña las entrañas de la
sociedad. Que la mujer recupere el sentido sagrado de la vida engendrada en su
seno, rompe, efectivamente, todos los esquemas de esta perniciosa ideología que
aspira a cortar todos los vínculos con la cultura que ha hecho posible la
civilización occidental. Y cuando el PSOE apunta al sector de la “derecha más
ultra” de la sociedad para vaciar de contenido las críticas al aborto, lo que
trata es, precisamente, de ridiculizar a los defensores de la dignidad humana
en la medida que se resisten a su adoctrinamiento ideológico.
Silenciar la dignidad de la
maternidad y dar apoyo al aborto o a la eutanasia son, junto con el suicidio y
la violencia de género, las lacras más visibles de la postmodernidad.
Jesús Martínez
Madrid
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