Para empezar me parece
oportuna un recordatorio. En el 834 d.C, el Papa Gregorio IV instituyó la
solemnidad de Todos los Santos, esperando así eliminar la fiesta del Samoín,
dios de la Muerte, al que le rendían culto los druidas celtas y que dio lugar,
precisamente, a la noche de los muertos vivientes.
Ahora ¿pretenden que vuelva
aquella nefasta fiesta? Los americanos la están imponiendo en su país, aquí,
por razones comerciales, parece que algunas grandes superficies nos la quieren
imponer.
Hemos buscado información y el
Dr. en Comunicación, Sr. J Martínez, cree que “sólo hay que preguntarse qué
tiene más incidencia estadística en la vida cotidiana del ciudadano español:
¿la televisión o la fe?, ¿la diversión o la liturgia católica? El hombre de la
calle tiende a tener poca idea acerca de qué tiene que ver eso de Todos los
santos con la propia vida. Lo que saben es que es fiesta, que no hay que ir a
trabajar, y que dicha fiesta, según hacen los protagonistas de las películas,
consiste en disfrazarse y todas esas cosas”.
Él opina que “un santo tiene
más presencia que un susto: hay mucho más contenido en la fiesta de Todos los
Santos que en la de Halloween”. Desgraciadamente, la celebración de Halloween
puede llegar a eclipsar la fiesta de Todos los Santos.
Pedro J. Piqueras Ibáñez
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