Hoy concluye el Sínodo de los Obispos celebrado en
Roma bajo el lema “La nueva evangelización para la transmisión de la fe
cristiana”, Sínodo que apuesta por reavivar la fe que “corre el riesgo de
oscurecerse en los contextos culturales actuales, también frente al
debilitamiento de la fe de muchos bautizados”. Así, lo ponen de manifiesto en
el mensaje de su XIII Asamblea General Ordinaria.
En el texto del mensaje, los obispos asemejan el
encuentro de Jesús con una samaritana en el pozo con la imagen del hombre
contemporáneo con una ánfora vacía, que tiene sed y nostalgia de Dios, y “hacia
el que la Iglesia debe dirigirse para hacerle presente al Señor. Como la
samaritana, que encuentra a Jesús, no puede hacer otra cosa sino convertirse en
testigo del anuncio de salvación y esperanza del Evangelio”. Además, recuerdan
que “el encuentro con el Señor, revela a Dios como amor” y que esto sucede
“sólo en la Iglesia como forma de comunidad acogedora y experiencia de comunión
porque desde ahí los cristianos pasan a ser sus testigos en otros lugares”.
También precisan que la propia Iglesia, para
evangelizar, debe estar, ante todo, evangelizada y hace un llamamiento a la
conversión porque “la debilidad de los discípulos de Jesús pesa sobre la
credibilidad de la misión”. De este modo, los obispos invitan a los cristianos
a “vencer el miedo con la fe y a mirar el mundo con sereno coraje porque,
aunque éste está lleno de contradicciones y retos, sigue siendo el mundo que
Dios ama”.
Por ello, apelan a “acabar con el pesimismo y
aseguran que la globalización, la secularización y los nuevos escenarios de la
sociedad, las migraciones, incluso las dificultades y sufrimientos que
conllevan, deben ser oportunidad de evangelización” porque “no se trata de
encontrar nuevas estrategias como si el Evangelio hubiera que difundirlo como un
producto de mercado, sino de redescubrir los modos con los que las personas se
acercan a Jesús”.
Jesús Domingo Martínez
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