lunes, 22 de febrero de 2010

San Valentín y el amor a prueba

Mientras el uso de la píldora postcoital se ha duplicado en tres meses (y la promiscuidad sexual en la misma proporción), y se aporrea la puerta del alma de nuestros jóvenes con nocivas instrucciones genitales desde las escuelas y la televisión, algunos siguen festejando al patrón de los enamorados. ¿Qué queda del amor romántico, aquel por el que los amantes eran capaces de sacrificarlo todo, aun su misma vida? El amor es demasiado serio para tomarlo como frívola convivencia a prueba, como una aventura sin más, pues convoca las voluntades para forjar una alianza para siempre. El sexo afecta a las 5 dimensiones de la persona: física, emocional, social, intelectual y espiritual, cosa que ignoran cuantos lo promueven sin ton ni son, socavando la salud afectiva y espiritual de los que comienzan abrirse a la vida. Que san Valentín nos recuerde que la grandeza del amor habita en el respeto de lo que aún no se posee dando sentido a la castidad. De ahí surgen las sociedades fuertes: de matrimonios comprometidos y fieles que han sabido esperar hasta consumar la cita de la entrega.

Cristina Téllez

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