No se puede mantener por más
tiempo una situación en Cataluña en la que se da carta de naturaleza a la
vulneración de la ley por temor a afrontar el coste político de defenderla
eficazmente. Lo que ha ocurrido en estos últimos años es lamentable y tiene
graves consecuencias, entre otras la quiebra de ese valor moral indispensable
para la convivencia que es el respeto a la ley. De la firmeza que demuestre
ahora el Estado para mantener este principio en una situación límite, va a
depender no solo el futuro de España como nación, sino el sentido mismo que los
ciudadanos den a la democracia y a la libertad. Hacer cumplir la ley no
significa obcecación ni rigidez, es más bien un límite a la arbitrariedad y el
abuso de poder, la garantía de la libertad y la convivencia entre todos.
Cordialmente
Xus
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