El prelado, cardenal arzobispo de Boston,
aseguraba que corazones entregados a la oración y la penitencia deben ser la
base de los esfuerzos para lograr que el respeto por la vida vuelva a ser una
realidad en el país. “Nuestra nación necesita realmente nuestras oraciones y
sacrificio personal”, aseguró el cardenal, que preside el comité provida de la
Conferencia Episcopal de EE.UU. El cardenal ha hecho público el comunicado con
motivo del 40 aniversario de la sentencia del Tribunal Supremo de EE.UU que
sirvió para legalizar el aborto en el país.
El mal del aborto causa un daño inimaginable, pero
Jesús nos ofrece sanación y renovación ha apuntado el cardenal en un
comunicado. “Él no vino a condenarnos sino a liberarnos del yugo de los errores
que hemos cometido para que así podamos ser salvos”.
El purpurado Cardenal O’Malley ha asegurado que
dicha decisión “no basada en la constitución, la ley ni en los derechos
humanos, ha hecho posible acabar en Estados Unidos con la vida de los niños no
nacidos. Desde entonces, cincuenta y cinco millones de niños no tuvieron nunca
la posibilidad de nacer”. El arzobispo ha lamentado que tanto los tribunales
como buena parte de la sociedad aceptan esta “pasmosa” pérdida de vidas como
una cuestión de elección personal. Con estos principios no vamos bien.
José
Morales Martín
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