Los datos de ventas de la
llamada píldora del día después, método que, en los casos en los que ha habido
concepción, impide que la nueva vida que ya se ha formado siga desarrollándose,
demuestran que detrás de su implantación por el Gobierno Zapatero se esconde
otro capítulo más de la cultura de la muerte.
Tres son los elementos que se
ocultan bajo el eufemismo "píldora poscoital" o el aún mayor de
"RU-486". El primero, que la mayor parte de la sociedad desconoce
esta capacidad abortiva en determinados casos.
El segundo, que la píldora se
implantó con el objetivo de falsear los datos de abortos terapéuticos. Muchas
mujeres recurren a este sistema, sencillo, aparentemente inocuo, y salen así
del sistema de las clínicas abortistas.
El tercero, que las cuantiosas
ventas de este medicamento, mortal para el futuro niño si en la madre ya hay
fecundación, demuestran que a buena parte de la sociedad ha dejado de
preocuparle la dignidad de la persona desde su concepción hasta su muerte
natural.
No olvidemos que es la Iglesia
quien no se cansa de repetirlo. La deriva de Occidente en esta espiral de la
cultura de la muerte no hace sino dañar al hombre.
Jesús Martínez
Madrid
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